Ciertamente, el arabesque es una posición llena de dificultades en sí misma, pero nada que la técnica enseñada correctamente, una buena base teórica y un buen programa de ejercicios no puedan resolver. A continuación algunas notas finales:
La principal dificultad del arabesque estriba en que requiere una extensión de la articulación de la cadera mucho más allá de su alcance normal (15 grados). Suponiendo que hasta una extensión de 60 grados se obtenga por entrenamiento, es aún insuficiente para un arabesque, y el resto tiene que obtenerse por extensión de la espina lumbar y torácica. A fin de que la pierna sea llevada bien hacia atrás, cierto grado de rotación de la espina es también necesario. Esta, por fuerza, debe proceder de la región torácica, pues está ausente de la lumbar. De ahí que, a menos que la rotación se limite a las vértebras torácicas inferiores, el arco pectoral tomará parte en la rotación, dando como resultado una posición incorrecta -especialmente cuando se realiza sin ayuda de la barra-. Nada que no sea el esfuerzo correcto puede vencer estas dificultades anatómicas.Ahora, una buena rotación del fémur hace una gran diferencia entre una postura correcta y una incorrecta en la ejecución del arabesque. Si por subir grandemente la pierna se descoloca la pelvis llevándola hacia arriba y hacia atrás (rotación) encontramos que se forma un "rollito" en la espalda que duele muchísimo y que únicamnete nos está indicando que se está haciendo un trabajo incorrecto y por tanto peligroso para la espina; en cambio, si al momento de elevar la pierna ponemos especial atención en rotar el fémur hacia afuera y en elevar muy bien la espalda ocurre lo siguiente:
1. La tensión en la espalda se libera
2. La pelvis acompaña a la pierna sin salir del centro permitiendo la anteversión pélvica
3. El "rollito" doloroso desaparece permitiendo la extensión de cadera
4. La espalda se mantiene alta y con apariencia libre
5. La pierna se eleva con mayor facilidad
A continuación un video en el que se aprecia esta acción:
Y por último, hay que tener muy presente que además del entrenamiento, deben incluirse ejercicios de estiramiento en la formación del bailarín. El estiramiento es el método más común para mejorar la flexibilidad. Si se realizan correctamente, los estiramientos relajan la tensión muscular, aumentan la temperatura de los músculos para hacerlos más fluidos y flexibles, liberan las toxinas de los músculos, dan mayor elasticidad a los músculos y articulaciones, y mejoran la fuerza al aumentar las ventajas mecánicas que ofrecen las extremidades. Estirar puede prevenir lesiones y ayuda en la rehabilitación después de una lesión y es un método intuitivo para incrementar la concentración en la danza. Además, puede enseñar mucho acerca de la función articular y muscular.
Referencias:
"Danza. Acondicionamiento Físico" Eric Franklin. Ed. Paidotribo. Barcelona, 2007
"Anatomía y Ballet" Celia Sparger. Ed. Editorial Nacional de Cuba. La Habana, 1965


